Tras un año de manejar en el DF en lo personal me queda claro que el que
cada individuo piense sólo en sí mismo no maximiza el bienestar colectivo! Sin
embargo, lo anterior no está muy claro en Economía en donde de hecho la
convención es basar las explicaciones partiendo de un individuo racional que
maximiza su utilidad bajo principios egoístas. Por ejemplo, a más
de tres décadas de la publicación de : “Los Tontos Racionales: Una crítica sobre los fundamentos conductistas
de la teoría económica”, donde Amartya Sen (1977) crítica el egoísmo como
principio conductista único y propone incluir el compromiso como base de la
conducta humana; y a pesar de su amplia difusión vemos una limitada influencia
en la academia.
Para comprender el por que, propongo hacer un análisis de 3 debates que
coincidentemente se encuentran en el corazón de las ciencias sociales: 1) El
debate agencia-estructura y su acercamiento tanto filosófico como
epistemológico a la naturaleza del individuo; 2) el debate
individualismo-holismo que si bien esta estrechamente ligado al anterior
presenta complicaciones propias en especial la dificultad de micro-fundamentar
las explicaciones sociales y la incapacidad de las explicaciones micro para
describir la realidad como un todo; y 3)el papel de la construcción social de
la ciencia por medio de paradigmas a la Kuhn. Mi objetivo principal en este
ensayo es, a la luz del artículo de Sen, analizar de forma sistemática el
porque de la supremacía de las explicaciones individualistas-racionales así como
de la negación de las tendencias cooperativas de los individuos en las ciencias
sociales.
De dicho análisis podemos concluir que la supremacía del individualismo
metodológico, la búsqueda del empirismo en las ciencias sociales y la
metodología cuantitativa ha generado un énfasis por parte de los científicos
sociales entorno a la capacidad de los modelos por presentar tesis causales y
lógicamente encadenadas al individuo como motor de las relaciones sociales; es
dicho énfasis el que ha llevado, en especial a las ciencias económicas pero en
general a todas aquellas que utilizan el Rational Choice, a hacer supuestos muy
fuertes sobre el comportamiento de los individuos, dentro de los que destaca la
naturaleza egoísta del hombre. Si bien dichos supuestos son clave para la
adecuada modelación de los fenómenos, a su vez, generan disfunciones a la hora
de explicar la realidad como claramente nos expone Sen.
En primer lugar, es importante distinguir entre dos niveles de
racionalidad: por una parte racionalidad implica intencionalidad y optimalidad,
es decir, que el individuo maximice deliberadamente su utilidad dadas sus
preferencias y restricciones. Por otra parte, concepciones mas amplias de
racionalidad implican que las preferencias estén basadas en deseos o creencias
que a su vez sean racionales. Es justo en este segundo nivel que surge el
egoísmo como valor central de la racionalidad y del Homo Economicus (hombre
económico).
Las primeras ideas en torno al homo economicus datan del sigo XIX y están
basadas en autores como John Stuart Mill y Adam Smith. Para Mill (1836) la
Economía Política parte de una definición arbitraria de un hombre que busca
obtener la mayor cantidad de bienes con la menor cantidad de trabajo posible;
mientras que para Smith (1776) el interés propio (self-interest) de las
personas es la clave del funcionamiento de los mercados.
A finales del siglo XIX una serie de economistas, dentro de los que
destacan Vilfredo Pareto y Francis Edgeworth, se dan a la tarea de construir
modelos matemáticos entorno a las teorías de Economía Política de inicios del
siglo corroborando el concepto del hombre económico de naturaleza egoísta. Es
justo este momento histórico de la ciencia económica el que Sen analiza en su
escrito refiriéndose aquí a una cita del propio Edgeworth:
“Debo
mencionar que el mismo Edgeworth estaba al tanto de que su llamado Primer
Principio Económico (del hombre egoísta), no era realista del todo, afirmando:
el hombre del Siglo XIX es cuando mucho un egoísta impuro un
semi-utilitarista. Esto genera una pregunta interesante: ¿porque Edgeworth
dedicó tanto tiempo a desarrollar una línea de investigación cuyo primer
principio creía falso? ” (Sen, p.318)
De acuerdo a Sen, los economistas de dicha época en realidad trataban de
responder la misma pregunta que los fundadores de la Economía Política: ¿En qué
sentido un comportamiento individual egoísta permite alcanzar el bien general?
Continúa Sen: “Si el egoísmo es o no un supuesto realista no tiene ningún
efecto en la asertividad de la respuesta de Edgeworth a dicha pregunta. El
realismo de la conceptualización del hombre simplemente no es parte de ese
debate”(Sen p.322). En este sentido, el uso del supuesto entorno al egoísmo de
Edgeworth- y muchos otros economistas desde entonces- responde a razones
puramente pragmáticas y metodológicas que buscan facilitar la representación
matemática de los fenómenos sociales. De hecho para Sen en tanto que la
economía de esa época se avocaba al estudio de los mercados de competencia
perfecta caracterizados por un alto nivel de competitividad, el egoísmo surge
como un supuesto adecuado. Sin embargo, suponer
un ser humano egoísta genera resultados poco realistas; es indispensable
construir supuestos que respeten la noción de que los seres humanos actúan en
gran medida evidenciando el compromiso
como base de su comportamiento. Creer en un hombre completamente egoísta es una
falacia que para Sen no debe justificarse por razones metodológicas.
En un segundo nivel, debemos analizar el debate entre individualismo y holismo.
Según Weber el individualismo metodológico elimina las contradicciones lógicas
(de las explicaciones deterministas) dándole univocidad (contra la equivocidad
de los términos colectivos) a los enunciados explicativos de las ciencias
sociales. Weber no niega la existencia de conceptos “colectivos”, pero dichos
conceptos tienen siempre origen en las acciones de los individuos (Aguilar,
p.175). El individualismo metodológico nos arroja “tipos ideales”, creaturas
conceptuales que nos ayudan a comprender los fenómenos sociales basados en una
cadena lógica derivada de la acción individual; sin embargo esos “tipos
ideales” no son en sí la explicación al fenómeno en tanto que los fenómenos
sociales se conforman de acciones de “individuos históricos” altamente contextuales.
El Homo Economicus y las teorías de Rational Choice parecen haber olvidado este
último punto abusando de la viabilidad de los supuestos racionales para generar
explicaciones lógicas-causales olvidándose de la contextualidad y la
conformación de “individuos históricos” cuya naturaleza evidencia sin duda
tendencias a la cooperación.
Finalmente al analizar el contexto histórico en el que Weber propone el
individualismo metodológico podemos corroborar la tesis de Kuhn entorno a la
evolución de las ciencias basada en el cambio de paradigmas. En línea con la
teoría de Kuhn, la corriente iniciada por Weber logra minar el paradigma que
veía a las superestructuras como capaces de imponerse sobre los individuos
(principalmente las teorías de Durkheim y Marx); permitiendo la consolidación a
través de los años del individualismo y su búsqueda por “micro fundamentar” la
lógica de las explicaciones de los fenómenos sociales que posteriormente
conformaría las bases de un nuevo paradigma: el del Rational Choice. Basados en
el mismo Kuhn podemos argumentar que las ideas contenidas en el artículo de Sen
si bien no han logrado del todo remplazar este último paradigma (Rational
Choice); sin embargo, han afectado el cinturón de seguridad de dichas teorías-
sus conceptos secundarios. Hoy tras el desencanto de las teorías de mercado
eficientes por la crisis del 2008 tenemos una visión muy distinta de la
economía que parte de supuestos conductuales no muy lejanos a los de Sen.
Una frase de Henry Sidgwick resume de manera magnánima el análisis
anterior:
“La
lucha real es entre utilitarismo y egoísmo racional; parece que no hay forma de
decidirse por uno de ellos, por lo tanto, excepto que la acción que maximiza el
bienestar general siempre coincida con la acción que maximiza el bienestar
individual la tarea del Cosmos realmente se reduce al caos” (Métodos de la
ética, p.473)
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Bibliografía:
Aguilar Villanueva, “El individualismo Metodológico de Max Weber”, Revista
Mexicana de Ciencias políticas y Sociales, 27:3, 1965.
Mill, John Stuart. "On the Definition of Political Economy, and on the
Method of Investigation Proper to It," London and Westminster Review,
October 1836.
Sen, Amartya. “Rational Fools: A critique of the Behavioral Foundations of
Economic Theory”, Philosophy and Public Affairs 6(1977): 317-344.
Sidgwick, Henry, “The Methods of Ethics”, London, 1874, 7th Ed. 1907
Smith, Adam. “On the Division of Labour,” The Wealth of Nations, Books
I-III. New York: Penguin Classics, 1776.